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miércoles, 11 de enero de 2012

Álbumes de Difuntos S.XIX

La fotografía de difuntos fue una práctica que nace casi con la misma fotografía (un 19 de agosto de 1839) en París, Francia que luego se extiende rápidamente hacia otros países. Consistía en vestir a un cadáver recién difunto con sus ropas personales y participarlo de un último retrato grupal, con sus compañeros, familiares, amigos, o retratarlo individualmente. El motivo por el cual -en ese entonces- este tipo de imágenes no eran consideradas morbosas, puede deberse al ideal social que se gestara en la época del Romanticismo. En dicho período se tenía una visión nostálgica de los temas medievales, y se concebía la muerte con un aire mucho más sentimental, llegando algunos a verla como un privilegio.

El hecho de fotografiar muertos tiene antecedentes pre-fotográficos en el Renacimiento, donde la técnica era el retrato por medio de la pintura en el llamado memento mori, frase que deriva del Latín, "recuerda que eres mortal" y era utilizado, en lo que a historia de arte se refiere, para la representación de los difuntos: otra técnica de la época medieval donde se concebía que el fin era inevitable y había que estar preparados.

La contemplación de la muerte y sus diferentes miradas a través del tiempo:
Uno de los primeros signos en los que se denota la estrecha relación entre arte y muerte lo vemos en la cultura Egipcia que momificaba a los faraones carentes ya de vida conservando así su apariencia hasta nuestros días.
En la Edad Media se utiliza la Máscara mortuoria, originalmente para nobles y monarquía en la Antigua Roma y el Egipto de los Faraones, la práctica se extendió a la captura de rostros de ilustres artistas, científicos y pensadores, en Europa la práctica de mantener la memoria física y táctil de los rostros por medio de esta se intensificó en los siglos XVIII y XIX.
Los mayas por su parte inmortalizaban el rostro del difunto tallando máscaras de jade.
Fue en la época Renacentista y Barroca donde las representaciones mortuorias resultaban muy interesantes frutos de una mirada diferente; a través del retrato post mortem se dejaba en claro el abandono de la representación del hombre como ideal, concepto heredado de la Antigua Grecia, para mostrar ahora al individuo de manera crudo sin omitir defectos. Esta nueva visión llega con el nombre de Rembrandt, cuyos retratos reflejaban las características antes dadas incluyendo la enfermedad, ni bien entrado el Barroco. También aparece en esta época el molde de escayola a partir de la cara del difunto, que se seguiría realizando hasta el siglo XIX.

Técnica de la fotografía mortuoria


La mayoría de los retratos póstumos se caracterizan por los variados artilugios de los que se servían los fotógrafos para embellecer la imagen y despojarla de la crudeza de la muerte, intentaban algún tipo de arreglo para mejorar la estética del retrato. En algunos casos se maquillaba al difunto o se coloreaba luego la copia a mano. Los difuntos, por otra parte, eran sujetos ideales para el retrato fotográfico, por los largos tiempos de exposición que requerían las técnicas del siglo XIX. En la toma de daguerrotipo la exposición seguía siendo tan larga que se construían soportes disimulados para sostener la cabeza y el resto de los miembros de la persona que posaba evitando así que ésta se moviera. Las fotografías de difuntos los muestran "cenando" en la misma mesa con sus familiares vivos, o bebés difuntos en sus carros junto a sus padres, en su regazo, o con sus juguetes; abuelos fallecidos con sus trajes elegantes sostenidos por su bastón. 










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-Información Obtenida: WIKIPEDIA

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